Kustom rock. Mayo 29/30. Salón Pueyrredón

Kustom Family se presentó en sociedad organizando un festival de dos días llenos de rock, actitud y bandas emergentes del undergraund local, también hubo espacio para feria de ropa, accesorio y venta de discos. A juzgar por la concurrencia parece que fue un éxito.

En el aire flotaban influencias de Turbonegro, Motorhead, Stooges, MC’5, Riff y Alice Cooper, hecho que se evidenció en las versiones de NoBarbies con “Que sea rock” o “Born to be Wild” hecha por Horror Vendetta y uno de la banda escandinava a cargo de Culpables directos.

Si algo caracterizó a estas bandas en el arengue de todos sus cantantes hacia un público que respondió con palmas cuando se lo pidió, repitió los estribillos que Julit cantaba “No Barbies No” y a pedido de Moncho un grupo de chicas subió al escenario cuando cerraba la presentación de Horror Vendetta. Hubo frases por doquier lanzadas por estos vocalistas como “hay que vivir la noche” Ariel, Culpables directos, “somos los Kiss Negros” Los Lotus y “un aplauso para el CBGB de buenos Aires” gritaba el chico todo tatuado de Clinch, Neeko Ryske, en clara alusión al Salón Pueyrredón. Hasta hicieron regalos, “al que mejor se sepa esta letra” (decía Eleazar Niños enfermos) a cambio del disco “Esconder cicatrices” y Boas, guitarrista de Los Lotus, tiró unas latas de cerveza a sedientos espectadores. Hay que señalar a los guitarristas de todas las bandas que hicieron una performance muy buena, casi todos pusieron lo mejor y se lucieron, con sus solos y riff, junto con los golpes de la batería que eran llenos de furia y fuerza sin olvidar a los bajistas que siempre son los de perfil bajo salvo San Diego que estaba en el medio del escenario junto a sus dos guitarristas de Los Lotus.

A lo largo de estas dos noches se escucharon géneros que iban de hardcore, al punk, pasando por el hard rock y, por sobre todo, mucho estilo propio de cada banda haciendo lo que mejor saben hacer: divertir, hacer vibrar y enloquecer a aquellos que llenaron estas fechas y disfrutaron el calor que se sintió en el Salón Pueyrredón.

Laura Pachino
Zenzoria